viernes, 27 de abril de 2018

Capítulo 2


Un misterioso encuentro

Desperté en lo que parecía un hueco, al parecer no tengo nada roto, pero el pecho me duele enormemente, me levante mirando el suelo. al parecer con la lluvia en esta pequeña fosa se había cumulado la suficiente agua como para detener mi caída… miré esa tierra mojada y me di cuenta que el arco había caído a algunos metros de mi posición…
- ¿de qué sirve un arco si no hay flechas? - me pregunto mientras miro al arco.
Sin pensarlo mi vista se nubla, mi voz empieza a desgarrarse, mi pecho se estremece a la par de que las lagrimas corren por mi mejilla; jamás había sentido algo así, esa impotencia de no saber que hacer a donde ir o que pensar.
Estoy solo, sin familia, amigos o siquiera alguien con quien hablar, el sol es intenso.
Regresar parece inútil y aunque lo hiciera seguro me meterían una bala por el cráneo para asegurarse que esta vez si este muerto.
Camino sin rumbo a la par de que analizo la situación observo la aljaba enterrada en la tierra, al sacarla observo que un tiene dos flechas dentro y una más tirada algunos metros al lado.
Me doy la vuelta para emprender mi camino, pero lo que veo es bastante desagradable, pero, predecible, un montón de huesos y cadáveres; mientas pienso en lo motivador del paisaje con ese tono sarcástico antes de la muerte supongo es normal, gracias a mi situación; a lo lejos se ve una enorme sombra la cual supongo podría ser señal de vida o por lo menos de refugio.
Al dirigirme al lugar noto que no fue buena idea el estar completamente de negro, el calor me sofoca y aquella sombra parece estar mas lejos cada vez siento que ese será mi fin, sin embargo, sin darme cuenta veo algo correr, un conejo mojado, el cual ignoro, aun no tengo hambre así que no necesito cazar aún.
-espera ¿esta mojado? -
Observo las huellas que deja el conejo y corro sin saber exactamente hacia a donde voy, entro a una especie de bosque por el cual pasa un pequeño  rio, bebo del agua  cristalina que está corriendo, mi rostro se refleja en el agua, miro las heridas provocadas por la caída y sin pensarlo una lagrima se cuela por mi mejilla … me lavo la cara y noto los rasguños en mi piel, al levantarme veo un arbusto  repleto de vallas, corro a él por desesperación, corto un par de ellas y dispuesto a comerlas, me detengo al  escuchar una voz tétrica.
- ¡no comas eso si no quieres paralizarte ¡- lo dice un extraño desesperado para que soltara aquellas vallas.
-  me llamo Sebastián; ¿tú tienes un nombre? - continua para no dejar la situación caer.
Me quedo pasmado, es un chico de casi mi edad tal vez un año mas grande por mucho, con la piel apiñonada, algo delgado, pero parece tener los músculos desarrollados, tiene lo que parece una cicatriz, pongo atención y parece que no tiene mucho, es un rasguño que tiene en el cuello, como si se hubiera golpeado con alguna rama, nada grande, es raro ver que sus ropas estas bien cuidadas para estar en el exterior.
- ¿Quién eres? - pregunto asustado.
¿Enserio? ¿De todas las cosas que pude haber preguntado le cuestioné quien era? Pienso en lo estúpido que fui al preguntar eso doy pena.
- Sebastián - repite riéndose y tratando de contenerse para no causar burla.
- disculpa soy bastante torpe- le digo un tanto avergonzado.
- no importa; ¿te acaban de desterrar no? - lo dice mientras me mira con compasión.
- si y supongo que a ti también - respondí.
Asienta con la cabeza mientras saca un par de sus reservas de frutas de una pequeña mochila colgada en su espalda, parece estar echa de piel, seguido, trato de mirar alrededor para identificar el lugar.
- es normal que tengas hambre; un largo camino supongo, ¿de qué distrito vienes? -
-  distrito? - pregunto con cierta conmoción.

- Si supongo que tampoco te molestaste en la historia del mundo ¿verdad? - pregunta mientras me mira con una expresión de indiferencia
En seguida se acerca a mi y me da una manzana, él toma otra, me conduce por un pequeño sendero hasta una parte del bosque la cual parece estar despejada, empieza a oscurecer, Sebastián busca madera mientras yo preparo el lugar para la fogata fue un día pesado, pero nada que no pueda solucionar nos disponemos a dormir, necesito respuestas, pero supongo que por la mañana será mejor ya que estaremos los dos más relajados.
Antes de dormir miro al cielo, al ver las estrellas solo logro pensar como de un momento a otro todo cambio, veo una estrella fugaz… siempre me dijeron que podías pedir un deseo, pero siempre me fue indiferente e incluso un tanto absurdo, supongo que hay una primera vez para todo.
¿Un deseo he?... solo hay algo que me viene a la cabeza… sobrevivir.

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